EL BARCO

Los Angeles, agosto 2 del 2020.

Los países a los que algunos llaman el tercer mundo, que, no sé si sea casualidad pero están ubicados en su mayoría en donde la naturaleza es más fuerte y frondosa, tienen como característica evidente la pobreza en la que vive un alto porcentaje de sus habitantes, de sus ciudadanos. Latinoamérica es claro ejemplo de países que cuentan con incontables fuentes de riqueza incluyendo en esta, al capital humano que es pujante y diverso pero que vive en un sistema que está diseñado para no producir lo suficiente para todos.

Y es que si revisamos la historia de nuestros países desde que fueron fundados como tales, han tenido un diseño que consta de una pequeña cúpula que está para usar a sus países; como surtidor de las materias primas necesarias a los países que son grandes centros industriales. Parece ser que ese es el único objetivo que tienen; que sean sociedades que trabajen solo para la explotación de esos recursos y su respectivo envío a donde se fabrican los productos, productos que después regresan a los países que enviaron la materia prima para que los pocos que puedan, los consuman.

Varios ejemplos hay de lo que sucede cuando en alguno de estos países querían pasar de ser exportadores de materias primas a ser productores a niveles industriales. Los conflictos no se hacían esperar, la guerra estaba latente buscando cualquier pretexto ya que las súper fábricas del mundo no podían darse el lujo de que estos países pudieran usar sus propios recursos para fabricar algo, pues esos recursos los necesitaban para fabricar sus mercancías y por supuesto tampoco querían que se les pusiera competencia ni nada parecido.

Así que el diseño de nuestros países con sus diferentes matices, ha estado trabajando para surtir los grandes centros industriales y aunque eso no podría ser al final un problema del todo, la cuestión geopolítica lo está imponiendo y la venta de recursos naturales sería un primer impulso para desarrollar al país en cuestión. Sin embargo no ha sido así, pues esa riqueza generada por la exportación de los recursos naturales tiene un diseño que permite solo a cierto porcentaje de la población nacional subirse al barco.

Y es que los países son como barcos en donde los ciudadanos son los tripulantes haciendo su función. Están los que trabajan en la sala de máquinas y que generan la energía para que se mueva el barco, está el personal de limpieza y servicio, están los que brindan seguridad, están los que mantienen el funcionamiento de la nave, está el capitán y están las clases dirigentes que tienen los contactos y los medios para transar con otras naves y/o transar en los puertos para suplir las necesidades de la nave. Hay muy buenas posibilidades de que esa nave se mantenga a flote funcionando bien y cómodamente si todos hacen su papel, ya que todos están dentro de esa nave.

Pero en nuestros países veo que no es así. Las clases dirigentes están en veloces yates de lujo y rara vez visitan la nave, pues no han tenido necesidad de ello ya que transan entre yates y el capitán junto con su tripulación parece que no tienen rumbo a donde ir y las instalaciones de la nave empiezan a desmejorarse por falta de uso. Además hay falta de espíritu dentro de la nave. Por otro lado en muchos casos estas naves han sido construidas con una dimensión tal que no ha permitido que todos se suban al barco, lo que hace que alrededor del barco esté un alto porcentaje de la población en barquitos, balsas, cayucos e incluso nadando, esperando lo que sobra del barco para poder tener oportunidad de surtirse: en algunos casos siendo hasta la mitad de la población la que está en esta situación. Por lo mismo muchos deciden dejar de seguir a esa nave y se van en busca de otras que sí les brinden la oportunidad de poderse ganar con su esfuerzo una mejor situación para navegar.

Lo que se viene en el mundo parece ser una situación en la que cada nave tendrá que valerse más por sí misma. La diferencia está en que si todos están dentro de la nave y se organizan para que el mantenimiento esté al día, la maquinaria esté funcionando, todos los sistemas estén coordinados, la nave esté limpia y desde ya se le ayude a los que no caben en la nave a que puedan mejorar sus cayucos o sus lanchas y luego puedan aprovechar esa organización para  llegar a construir una nave en donde todos quepan, en donde todos puedan con el sudor de su frente llevar una vida digna, una vida de proyectos, sueños y trabajo que les permita ser plenos y felices, ese barco seguirá a flote aún si tuviera que atravesar la peor de las tormentas.

Lui Donis

@luidonisblog